¡Cuidado, puede contener spoilers de la trilogía original!
35 pretendientes. Una princesa. Una nueva selección ha comenzado.
La princesa Eadlyn ha crecido escuchando interminables anécdotas sobre cómo se conocieron sus padres. Hace veinte años, América Singer entró en la Selección y conquistó el corazón del príncipe Maxon, y vivieron felices para siempre.
Eadlyn cree que esta historia es demasiado romántica, y no tiene ningún interés en tratar de repetirla. Si fuera por ella, no se casaría nunca. Pero la vida de una princesa no es enteramente suya, y Eadlyn no puede escapar de su propia Selección, sin importar cuán fervientemente se oponga y sabiendo que ésta no será como el apasionado cuento de hadas que vivieron sus padres...
Empezará la competición, y Eadlyn descubrirá que alcanzar la felicidad no es tan imposible como ella pensaba.
''Puedes ser valiente sin dejar de ser femenina. Puedes dirigir un país y que te gusten las flores''.
La heredera es una secuela de la trilogía principal de La selección. Comencé a leerlo sin haber mirado siquiera la sinopsis, por lo que pensaba que sería una continuación al final de La elegida en plan, su vida después de la selección y cómo se encargan de cambiar todo el tema de las castas. No me imaginaba que la historia iba a dar un salto en el tiempo de 20 años.
Pues bien, así fue como me encontré con Eadlyn, la primogénita de Maxon y América, que se ve obligada a participar en una nueva selección. En este caso, me pareció muy interesante poder conocer la selección desde el punto de vista contrario y, además, con 35 chicos en vez de chicas.
''No creo que nadie sepa lo que busca, hasta que lo encuentra''.
Sin embargo, llevar a cabo la selección fue una propuesta de sus padres para intentar distraer al pueblo que se está sublevando, y no me cuadra mucho con su forma de ser. De hecho, me encontre con un Maxon y una América totalmente diferentes a la trilogía original, con unos valores muy cambiados y no sé si eso me terminó de convencer. Pero sí que al principio la historia no conseguía engancharme y era por eso, porque no identificaba a los personajes como tal y, bueno, porque acostumbrada a leer sobre América se me hacía un poco raro que la protagonista fuera otra persona.
Una vez superado ese trauma empecé a disfrutar de la lectura tal y como Kiera me tenía acostumbrada. Eadlyn es un personaje que en un principio resulta odioso, egocéntrico y egoísta, pero también nos muestra cómo todo eso es una fachada, un muro que ella sola se ha ido construyendo para no sentirse vulnerable. De ahí su hincapié en intentar por todos los medios sabotear la selección, por su miedo a que alguien pueda atravesar esa barrera y hacerla sentirse expuesta.
"No se me da muy bien expresar mis emociones, así que a veces muchos asumen que algo no me importa, cuando en realidad sí que me importa. Me gusta guardarme ciertas cosas para mi".
En el grupo de los seleccionados hay varios chicos que, desde un principio, van a poner en peligro el propósito de Eadlyn de no enamorarse de nadie. Uno de los personajes que más me gusto fue Kile (que resulta que es el hijo de Marlee), porque estaba claro que iba a ser la típica relación de "te odio a muerte-pero en realidad no tanto". Y en el desarrollo se nos ha revelado a un chico muy interesante y que esconde mucho más de lo que parecía. También me gustaría destacar, no tanto a Henri, sino a el chico que lo acompaña que es Erik. Erik es el traductor de Henri, pues este no habla inglés y, por lo tanto, no es un participante de la selección, pero me parece que da mucho juego y contribuye mucho a esa pequeña evolución de Eadlyn con respecto a sus sentimientos. Porque a lo largo de la novela veremos como esa muralla que tiene a su alrededor va perdiendo ladrillos, para al final descubrir que, oye, no es tan mala como parece.
"Al despedirme de él, sentí que me había arrancado varias capas de piel y había conocido a mi verdadera yo".
La intención de la autora me parece muy buena, pues ha conseguido aportar contenido a una serie sin que resulte repetitivo, dando otros puntos de vista que no hacen más que enriquecer la historia. Supongo que también era su intención mostrar a un personaje que fuera muy diferente de América, pero que compartiera varios rasgos para mantener el vínculo.
El ritmo de la novela se mantiene en la línea de Kiera Cass, con mucho juego y muchos giros en la trama. Como, por ejemplo, ese final. ESE FINAL. No me esperaba para nada algo así y casi me dan ganas de matarla. Deja un final muy abierto, en el que todo es posible. Necesito el siguiente libro, ¡ya, ya, ya!
"Hay cosas sobre ti mismo que no aprendes hasta que dejas que alguien más entre a los lugares más íntimos de tu corazón".